martes, 1 de abril de 2014

Hacia la raíz. Nicolás Marcos, viticultor independiente


Un corcho, restos de lacre, una frase corta; parecen cosas sencillas, son cercanas, manejables. Y sin embargo encierran mucho más, simbolizan algo que merece mi atención y mi respeto, una trayectoria, un viaje al fin y al cabo. O varios. Que me vengan ahora mismo a la memoria, el de Nicolás desde Toro a Cangas del Narcea, el de viñedos abandonados a la nueva vida, el de viejas naves o bodegas paradas hacia la actividad que verá nacer buenos vinos... 

Me gusta viajar y me gusta la idea del viaje como algo más amplio, como metáfora, como materia literaria. Me gusta también el vino, bebida y cultura, y el vino es viaje, nuestra relación con él es viaje. Un camino recorrido al revés, podríamos decir. Conocemos primero el resultado final, la bebida, y si nos atrapa vamos conociendo más, más variedades, las elaboraciones, los años. Será el momento en que nos apetezca conocer bodegas y hablar con bodegueros, ver el proceso, la crianza. Y si seguimos, acabaremos donde habría que empezar, en el campo, en el viñedo, y aunque hablemos con las mismas personas estaremos hablando con viticultores, con viñadores. Ahí empieza todo, en la vid, ante el clima. Y sobre el suelo, no lo olvidemos: es una planta y está arraigada en un sitio, de él vive.


Tengo la suerte de conocer los vinos de Nicolás Marcos desde el principio y de haberle conocido a él también al poco de llegar a Asturias. Y así supe de su camino, de la elección consciente de esta tierra dura, de la búsqueda de viñedos, de cómo entender las uvas y su respuesta a este clima, cada día más cerca de la frescura, con el miedo a que la madurez no llegase al punto adecuado. Difícil el clima de Cangas, un reto. En todo caso me parece notar que cada vez le importa más el suelo, algo que he observado en otros viticultores honestos y tenaces. O seré yo el que da más importancia a la tierra y presta más atención, no sé.      


En fin, el viaje sigue. Pronto se presentarán los nuevos vinos de Nicolás, con alguna criatura recién nacida. Probaremos, valoraremos, apostaremos sobre su evolución, es lo que nos gusta. Para nosotros queda el placer y la libertad de opinar, de beberlos o no, de escoger lo que nos agrade. Detrás hay mucho trabajo, hay elecciones que no han sido fáciles, hay una voluntad firme que quiere seguir viajando por Cangas, con sus uvas, por sus suelos.


Creo que es un momento decisivo, un punto de no retorno en el trabajo de Nicolás Marcos aquí. Ahora ha reunido lo que necesita para ver un horizonte amplio para sus vinos. Y para los que amamos esta tierra y deseamos recuperar algo de la historia de un vino nuestro es buena noticia, es una esperanza fundada.

Beberé, disfrutaré, me alegraré por los cambios y las novedades porque confirmarán que es un buen camino el que sigue, ese mismo que he podido ver en sus comienzos. Y pensaré otra vez que el vino es un viaje hacia la raíz de muchas cosas. Parece sencillo aunque hay mucho esfuerzo detrás; lo hacemos parecer complejo y sin embargo al final es simple: pertenecemos a una cultura, nos gusta el vino.



5 comentarios:

  1. Probaremos esos vinos sin duda.

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    1. Sí, y espero que nos sorprendan gratamente. Ya hablaremos cuando vayamos probando porque aburridos no serán ;-)

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  2. Espero algún día probarlos. Esto me reafirma en que en cantabria se podrían hacer buenos tintos seguro.
    Ah y en el terreno, en la vid, es donde todo debe de empezar.

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    1. Hazlo en cuanto puedas, verás algo valioso. Y ya nos dirás qué te parecen. Por Cantabria ya han tenido alguna opinión favorable.

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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