sábado, 4 de enero de 2014

Abastos 2.0, O Ghalpón (Santiago de Compostela)


Ahí enfrente empezó todo esto, ahí, en esos puestos del mercado de abastos de Santiago que se ven al otro lado de la calle en la foto. Pero no procede que dedique tiempo a la historia de Abastos 2.0, peculiar y ampliamente difundida. Si me preguntáis os sugiero recuperar el programa que en Placeres Mundanos (en Radio 3) dedicaron hace poco  a uno de sus dos "padres". 

Mi relato va a ceñirse al otro lado, desde donde estamos mirando, al llamado Ghalpón por ellos mismos, su segundo espacio, una sala informal pero sala al fin y al cabo, no la concurrida barra de enfrente. Me visitaban unos amigos durante las vacaciones en un día difícil, lunes, día de cierre en muchos sitios, así que me quedé con esta opción que me permitía dos cosas: ofrecerles un lugar para comer que creía interesante y probarlo yo mismo, que debutaba así en el "mundo" Abastos 2.0.

La oferta del sitio es especial, sujeta al mercado, su anfitrión, sí, pero corta y un tanto voluble. Al ser lunes no había el menú único semanal sino una breve carta. Al lado podéis verla y observar las opciones. Como entrantes, más propicios para compartir, no había muchos, y preferíamos las tapas pequeñas, las cousiñas, pero estas están concebidas como individuales, así que pedimos una serie por persona. Y detrás, un principal para cada uno. 
La serie de cinco tapas eran una sopa fría y tomates aliñados, varias de pescados tratados en crudo y unos mejillones en escabeche propio,
bastante agradables sobre todo para días de calor. Es una de las formas de manifestar respeto preferente al producto. En la línea de otros que encontré en este mismo viaje, y que se va extendiendo por otras zonas, el escabeche es suave, nada agresivo, deja el protagonismo al mejillón. Y así con los demás ingredientes. 
Para los principales todos optamos por pescados, sargo, besugo y bonito, ya que uno de los tres prefirió el tartar que se ofrecía como entrante a modo de plato central. Las raciones, abundantes; los puntos, excelentes; y el género, superior, así que el resultado fue bueno.


La carta de vinos, acorde con el estilo, es pequeña y toda ella compuesta por vinos gallegos, creo que bien seleccionados. Sobre todo pensando en los variados entrantes elegí este Nanclares de perfil tan marino que llega a lo salobre. A mí me gustó y me pareció apropiado para la comida aunque tengo que reconocer que no acerté tanto con mis acompañantes, hubo división de opiniones. 


La sensación final es intermedia entre la informalidad de esa nueva tendencia -llámela el lector gastrobar, neobistrot o cualquier otra palabra que seguro que sigue sin gustarme- y el toque casero, casi rústico, de una mesa en un local que se abastece de buenos puertos pesqueros. Todos salimos satisfechos de este primer acercamiento a Abastos 2.0. 

Como postre para ese día había un juego de texturas de chocolate que también cumplió su función golosa. 

Total, que me gustó el sitio y salvé mi reputación como anfitrión ante mis amigos, a los que tantas bondades sobre Santiago les había contado. Los paseos, las calles, algunos rincones más y unos vinos sorprendentes por la noche contribuyeron a ello. Pero esa es otra historia.