domingo, 4 de agosto de 2013

Reconstrucción. Pedro Roca (2012)


Esta es la visita a Pedro Roca del pasado año, en este voy con otro planteamiento, la experiencia lo pide. Mantengo además un párrafo al final del texto sobre A viña de Xabi pero tal local cambió de manos, de gestión, por lo cual esa valoración se ha quedado congelada referida a la etapa anterior, casi al final de aquella trayectoria. Hablaré de la actual para rectificar, para poner la información al día.


Empiezo aquí el detalle de restaurantes visitados en Santiago, para lo que no seguiré el orden en que yo fui ni las sugerencias que acompañan serán más que eso, pistas, no necesariamente corresponden a lo que hice ese día. Es decir, el viaje desmenuzado como en piezas de un puzle que vuelven a encajar de otra manera.


Ya había visitado Pedro Roca hace tres años y en aquella ocasión, por las mismas fechas, mantenían el menú degustación, el llamado entonces Menú plaza de abastos. Ahora parece que durante el verano sólo lo elaboran por encargo. El detalle tiene importancia porque aquel menú, además de muy apetecible, era una oferta muy ventajosa en precio.


Un salmorejo con pulpo, fresco y sabroso, hizo de aperitivo, mientras yo recorría el local con la vista y recordaba aquella visita pasada. Ningún cambio reseñable en la sala, cómoda aunque quizá algo fría.

Como entrante pedí navajas con judías verdes y jamón, y aunque destacaba bastante la sal de este, el contraste con las untuosas navajas, deliciosas, y con la verdura, al punto, hacía un conjunto eficaz, armónico. En algún comentario lo he leído, y yo mismo lo afirmé la otra vez, que el precio de los platos de carta puede parecer alto, pero en su defensa hay que decir que el producto es de primera y que las raciones son muy abundantes. En realidad eso se nota más con los principales. La carta está estructurada con la idea de compartir entradas y cargar el peso de la comida sobre el plato central. Si es una comida compartida esto también mejora el precio que pagas. Pero yo viajaba solo, qué vamos a hacer.

Mi plato principal fue el calamar de anzuelo con cebolla confitada y arroz con champiñones. Impresionante la consistencia, el punto de los calamares; excesiva en mi opinión la cebolla confitada aunque bien domada en su sabor, y sabrosísimo y bien hecho el ingrediente sorpresa, el que no venía enunciado en la carta, ese arroz.


Rematé el menú con una tartaleta de fresa con yogur, sencilla y muy rica.


De contentar a la copa se encargó un Lagar do Merens 2010, un Ribeiro cumplidor que fue bien con la comida.


Tranquilidad, la vista se me iba hacia el ventanal, hacia el viento que fuera quería refrescar Santiago pero no podía.




[Como estamos ante una restauración solvente aunque sin riesgos, me apetece proponeros como pista en este post A Viña de Xabi, una vinatería que creo pionera en la ciudad en introducir variedad y calidad. Hoy día pienso que también ha disminuido su audacia, se ha dejado adelantar. Falló en la conservación y la temperatura de los vinos por copas y presenta una pizarra extensa pero con poca profundidad, muchos vinos variados, no demasiado interés. No obstante, un negocio es para todos los públicos, no para los aficionados extremos. Así que, como además brinda la posibilidad de picar algo y tiene bastantes botellas que no sufrirán el problema de las abiertas para chatear, creo que es oportuno que deje la referencia.] Téngase en cuenta lo que digo en el encabezamiento, esta opinión ya no corresponde a la situación actual del local, valga como testimonio del camino que había tomado entonces. Por suerte, el actual es radicalmente distinto, con vinos espléndidos muy bien tratados. Quien lo llevaba de aquella pensaba dejarlo y quien lo ha cogido después era la mejor apuesta en este terreno ya en ese momento.


Primera pieza del puzle. Vendrán más.

1 comentario:

  1. Precisamente ayer repetí recorrido, volví a comer en Pedro Roca y pasé también de noche por A Viña de Xabi, la nueva. Algún avance hubo en Facebook y Twitter y habrá más detalles a la vuelta.

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